Ver alzar la mano con la mala intención de agredir a una persona supone uno de los mayores problemas del ser humano, porque nadie debe de reducir a un ser humano a base de golpes, pero existe otra violencia no física que podría ser peor.
Las palabras son latigazos en el alma cuando las dicen las personas a las que amamos, porque conocen ésta información y abusan de ello para humillar y hacer daño, una bofetada es una marca en la cara que termina desapareciendo, una expresión hiriente es una cicatriz en el corazón que puede permanecer durante el resto de una vida, por lo tanto, la violencia verbal ya se considera como violencia de género.
Del mismo modo que tras el primer intento de agresión física, hay que cortar una relación, por mucho que ésto duela, tampoco se tiene que permitir que nos hagan daño con las palabras, básicamente, porque todo el mundo merece un respeto.
Después de leer éste artículo, ¿Vas a seguir permitiendolo?.
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